jueves, 13 de diciembre de 2007

Navidad… Oh! Navidad…(The nightmare before christmas)


A puertas de las tan atareadas fiestas, me preparo mentalmente y económicamente para lo que se viene.
En mi, ese día tiene un significado muy contradictorio en mis sentimientos, primero porque de pequeña y desde que tengo uso de razón he tenido que pasar la navidad con familias separadas, turnarme de mi casa a la casa de mis abuelos (por parte de papá, ahí también estaba él), hasta ese entonces se podría decir que eran fechas felices, pero desde que mis abuelitos por parte de papá fallecieron todo cambio.

La primera en partir fue mi abuelita, justo un día antes del cumple de mi abuelito (05 de Diciembre) se puso mal, así que la llevamos al hospital. Estaba con tubos por todo el cuerpo supuestamente para que se sienta mejor. Ella sufría de ictericia, además de una especie de varicela, neumonía y con el alzehimer incluido. Fue terrible porque cuando le hablábamos solo asentaba la cabeza, trataba de sacar una sonrisa en esos labios secos de dolor y me miraba fijamente con unos ojos de cansancio, esperando esa fecha tan deseada del descanso eterno. Unos días después logro su cometido.

Al siguiente año, dos días antes de la “Noche Buena” mi abuelito tuvo una recaída .El en uno de sus delirios me dijo que la “nenita” ya lo estaba llamando. Yo un poco movida me hacia de los oidos sordos y me concentraba en cuidarlo.
Como de costumbre se fue a su diálisis, tuvo una mala reacción y se quedo internado en la clínica. Cuando ya estaba estable (23 de diciembre) lo íbamos a visitar con mi hermana, pero nosotras bien negligentes nos fuimos al centro de lima para las compras navideñas, confiadas en que el tiempo no nos iba a hacer una mala jugada, cosa que sucedió, nos volteo el partido y no pudimos llegar a la hora de visitas. Así que solo lo llamamos, era una de esos saludos fugaces ya que teníamos la esperanza de volverlo a ver como siempre, en su sillón reclinable, renegando y apostando a los caballos… La verdad que no sucedió, se fue sin sufrir, en una de sus tantas sesiones de diálisis, la enfermera volteo al minuto y su anima ya había partido.
Se fue sin despedirse pero dejando un mensaje dibujado en su cara, “Me voy tranquilo y feliz, nenita por fin juntos otra vez ”.

El 24 lo pasamos en el velatorio, entre esos abrazos incómodos y pésames vacíos, fingiendo estar bien hasta las 11 en punto que nos fuimos a nuestro dulce hogar que en ese entonces se convirtió en la casa de los tormentos. Parte de mi familia por parte de mamà me miraba con cara de pena, para aumentar el sentimentalismo mi hermana puso una foto de los viejitos junto a unas velitas para recordar que ya no están mas en su querida casa, esa que la mandaron a construir como la imaginaron, esa que me vio desde chica arrancando flores de jazmín cuando llegaba del “nido” y le regalaba a la personita tan querida que era mi abuelita, esa que en ese instante estaba tan vacía apesar de haber gente en ella. Lo peor de la noche fue que después de las doce fui a mi cuarto y encontré el regalo que mi abuelito le había comprando a mi mama, eso me destrozo, yo que estaba aguantando para no dejar caer esas gotas saladas salieron peor que tubería malograda.

Lo que si debo comprender es que lo que sucedió fue un regalo algo egoísta de Papa Noel, fue el deseo de los dos viejitos de estar juntos, se amaban demasiado, siempre lo habían demostrado. “No hay peor tortura de quitar al ser mas amado, pero ya saben ni la muerte puede con eso, al contrario fue una aliada para poder juntarlos…”

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